miércoles, 14 de noviembre de 2012

ARTESANIA DE PIURA


La artesanía constituye una actividad que desde épocas ancestrales se ha venido desarrollando en la Región Piura Tumbes; sin embargo, con el transcurrir del tiempo y debido a la imposición de diseños y de técnicas modernas ha venido perdiendo en algunos casos su autenticidad y espíritu nativo que le hicieron famosa.
A pesar de que económicamente no constituye una actividad muy rentable, alrededor de la artesanía gira un elevado contingente de la población económicamente activa, que ha hecho de ella su fuente de sustento. La razón se debe a que la artesanía utilitaria y artística que es la que se halla bastante difundida en la región no requiere en sus fases preliminares de mano de obra calificada. Además en muchos casos se constituye en una actividad complementaria.

FILIGRANAS DE ORO Y PLATA

Constituye la actividad artesanal mejor organizada y la más difundida, por la cual destaca la localidad de Catacaos a 12 km de Piura, donde se producen originales joyas de elegantes y estilizadas líneas. Las más populares son las llamadas «dormilonas», aretes compuestos por una parte superior redondeada («aroma») y una parte inferior colgante («dormilona»), armados en base a una urdimbre de metal adelgazado en hebras.

Filigranas de oro y plata

La mayoría de los artesanos poseen talleres propios y emplean «aprendices» o «asalariados», pero son los mismos dueños o los familiares más cercanos los que tienen el control de la industria y generalmente los talleres se encuentran ubicados en su propio hogar. En la mayoría de los casos carecen de maquinaria y de capital suficiente para adquirir materia prima, razón por la cual su producción se encuentra restringida a los pedidos en el mercado local, y en algunos casos de la capital. La comercialización de los productos la realizan los intermediarios, con las consiguientes desventajas para el productor.
El mayor problema que encuentran estos artesanos se da en el abastecimiento de la materia prima y en la morosidad de las entregas. El requisito de poseer registro industrial para adquirir el oro ha originado que los artesanos más pequeños se aparten de esta actividad.

LOS ALFAREROS DE SIMBILÁ


A 5 km de la ciudad de Piura, siguiendo el camino a Sechura, pasando por Catacaos, se encuentra el humilde caserío de Simbilá, con sus casas hechas de troncos de algarrobo, desparramadas sin orden sobre la arena. A pocos metros de la pista comienza el caserío, rodeado de hatos de cabras y de burros. Por todas partes aparecen los pequeños montículos de arena, en cuyos cráteres abiertos se amontonan trozos de vieja cerámica y cenizas. Estos son los hornos rudimentarios de los famosos olleros de Simbilá, que practican su peculiar alfarería desde tiempos inmemoriales. Ellos fabrican esa infinidad de objetos de barro cocido de uso hogareño y doméstico, que emplean las familias campesinas 
de la región y que aún se encuentran en todo el país.


Alfareros de Simbilá

La típica olla de barro para el hervido de la chicha, las grandes tinajas, jarras, sartenes, cacerolas, peroles, el «aguatero» y el «muco» (típicos recipientes para el transporte y la conservación de agua), el cantarito, tubos para regadío, etc., son los productos peculiares de los olleros de Simbilá.
Para fabricarlos emplean técnicas antiguas y primitivas, heredadas de padres a hijos. Y todo el pequeño poblado se dedica a este trabajo, practicando además una agricultura muy pobre, pues el agua es sumamente escasa.
Los accesorios utilizados por el alfarero comprenden una paleta de madera de algarrobo de 15 cm de largo, fabricada y comprada en Catacaos, y un pedazo de piedra, de 8 a 12 cm de diámetro, que procede de los cerros más cercanos al caserío.
Los alfareros de Simbilá suelen emplear un tipo de sello llamado «labradora», de forma ovalada, y que contiene peculiares figuritas o conformaciones, ya sea un ramo de flores o un círculo, por ejemplo. Algunos objetos llevan decoraciones geométricas hechas por medio de una pequeña astilla de madera o un gancho de metal, de esos que usan las mujeres para sostener el cabello.
Después del secado, untan las piezas con una solución amarilla de limonita (óxido de fierro) que procede de yacimientos de los alrededores de Paita, Tablazo, Bayóvar, etc. Le llaman «lustre almadre», y se utiliza para disimular las manchas ocasionadas por la cocción. Durante el horneado, el «lustre almadre» adquiere ese color rojo uniforme que es característico de la alfarería de Simbilá.

LA CERÁMICA DE CHULUCANAS

Últimamente se ha hecho también muy conocida la cerámica de Chulucanas, cuyos artesanos han rescatado las técnicas ancestrales de los vicús como por ejemplo el «paleteado» y las formas globulares para confeccionar piezas artísticas y utilitarias al mismo tiempo: vasijas, ollitas, fuentes, así como objetos 
escultóricos puramente decorativos.

Cerámica de Chulucanas

El motivo más famoso de esta cerámica son las encantadoras «gorditas», representadas con grandes polleras y largas trenzas, a la usanza de las campesinas piuranas. También se representan «gordos», casi siempre en alegres actitudes, así como objetos de uso cotidiano y escenas costumbristas.
Es característica la decoración en negativo y el uso de colores oscuros, resultantes de la quema de las piezas en hornos de leña. Sin embargo, ello no excluye el uso de otros tintes y colores, y muchos ceramistas emplean ya modernos hornos eléctricos, que les permiten controlar exactamente la temperatura y sus efectos sobre las mezclas de arcilla.
Esta cerámica tiene importantes exponentes, como Polo Ramírez, quien ha expuesto sus trabajos en repetidas oportunidades en galerías de Estados Unidos y Europa, obteniendo una gran acogida, y el joven Víctor Manuel Juárez, quien emplea las técnicas chulucanenses tradicionales para producir piezas artísticas de estilo más vanguardista, que han sido ampliamente elogiadas por la crítica local. Asimismo son ampliamente reconocidos los ceramistas Gerásimo Sosa y José Luis Yamunaqué.

ARTESANÍAS EN OTROS MATERIALES

La artesanía en paja se concentra mayormente en Catacaos, donde se fabrican diversos artículos de cestería, portavasos, alfombras, pantallas, «petates» y los famosos sombreros de paja toquilla, que en un tiempo se exportaban a Alemania.
Se afirma que los mejores sombreros de Catacaos podían colocarse en el bolsillo superior del saco como si fueran un pañuelo, por lo ligeros y finos. Su fabricación constituye una de las labores más «celosas»: de acuerdo con la creencia popular, para que los sombreros salgan excelentes y su paja no se aje ni se quiebre, tienen que ser tejidos en la noche y en determinadas estaciones lunares.
Muy difundida en la región se halla también la artesanía en madera, que se trabaja en forma manual (tallada) o mecánica (tomo). Recientemente ha surgido una modalidad de artesanía en conchas y escamas de pescado, que ha tenido gran aceptación por su originalidad, destacando en su fabricación las localidades de Paita y Talara, en Piura, y Puerto Pizarra en Tumbes.

COMIDA TÍPICA PIURANA



La comida piurana ocupa el primer lugar en la gastronomía norteña y el segundo puesto en el ámbito nacional, según estudios realizados por Promperú. Pensar en ella significa imaginar un bien servido y fresco cebiche, un cabrito, la carne seca o un seco de chabelo. Para aplacar la sed se toma la dulce chicha de jora, el clarito, el rompope, y el vino de algarroba. Igualmente son típicos las natillas y los chifles, los alfeñiques, las roscas de muertos, los 'angelitos'. Piura, a su vez, resalta por su cocina rudimentaria, de leña, las 'cholitas cocineras' y su peculiar vestimenta, sus utensilios de madera, y vasijas de cerámica, sus festejos y grandes banquetes. Con todo ello, Piura constituye una fuente de riqueza culinaria única.
 
La cocina piurana es famosa por la gran variedad de platos y la singular sazón de sus cocineras que han hecho que uno de sus potajes represente al Perú: el cebiche. Se prepara con pescado fresco, encurtido en limón y acompañado con maíz en sus variedades de cancha, mote y choclo, además del camote, la yuca, y el clarito o la chicha de jora producidos en Catacaos, La Unión, Chulucanas, La Legua u otros pueblos y distritos de Piura.
La base de la cocina del norte del Perú son los productos marinos que se encuentran en gran variedad en estas tierras, pues el litoral del departamento es una de las zonas pesqueras más importantes del país. Cuando no existía comunicación entre los pueblos norteños, se salaba el pescado tal cual la época prehispánica. Hoy como antaño se acostumbra a consumir los pescados y mariscos en el norte peruano frescos, crudos o cocidos.
Según Anne Marie Hocquenghem, la riqueza de la comida costeña es su origen prehispánico. Porque sus poblaciones del Bajo y Alto Piura, y parte del Chira, son indígenas que han conservado toda la tradición culinaria de sus antepasados. En cambio en la sierra, poblados en su mayoría por los españoles, sus platos son hechos a base de verduras, sopas, y son de origen español.

Una bandera blanca colgada en alguna puerta es la señal que indica al transeúnte dónde hay un 'chicherío' o 'picantería' que expenda éstas. Ellas son toda una institución, sobre todo en Catacaos y en Chulucanas. Allí se vende, además, tamales, cabrito, chancho, cebiches, sopas de pata de toro, secos, el claro, y la chicha, etc.
Las viviendas de los campesinos bajopiuranos tienen, generalmente, piso de tierra, paredes de barro y caña, y un techo sostenido por horquetas de algarrobo que usualmente componen su estructura. Estas casas son muy amplias y constan de tres ambientes: una sala grande, en cuya parte central está la taberna de chicha; la cocina y el corral.

Es frecuente observar por las carreteras 'cholitas' piuranas con sus ollas de comida, y que generalmente están sobrepuestas en la carreta de un burro o en la cocina de leña y carbón. Acostumbran a vender cebiche de pescado de río, pescado frito, con granos de choclo de maíz frito, yucas, cabrito, entre otros platos. Ellas, por una jarra de chicha, obsequian un 'piqueo'; son hablantinas, sus vestidos son hasta las rodillas, usan mantel, llevan trenza, y tienen el acento piurano y cada vez que se sorprenden emiten un 'gua'.

ENTRADAS

  • Carne aliñada
  • Cebiche de carne
  • Cebiche de conchas negras
  • Cebiche de langostinos
  • Cebiche de mero
  • Carne seca
  • Chicharrones de pescado o mixto
  • Escabeche de pescado
  • Majado de yuca
  • Pescado pasado por agua caliente
  • 'Picau' de lisas
  • Tamales verdes
  • Tortillas de langostinoS
  • Aguaditos de mariscos
  • Caldos de 7 carnes
  • Chilcano de cangrejos
  • Chupe de cangrejos
  • Chupe de langosta
  • Menestrón
  • Sancochado
  • Sopa de novios
  •  
  • PLATOS DE FONDO

  • Arroz con chancho
  • Copu
  • Arroz con mariscos
  • Pavo 'horneado'
  • Malarrabia
  • Pepián de choclo y gallina
  • Picante de mariscos
  • Saltado de mariscos
  • Cabrito
  • Seco de chabelo
  • Sudado
  •  
  • POSTRES

  • Alfajores de maicena
  • Arroz zambito
  • Bueñuelos de camote
  • Champuz
  • Chumbeques
  • Cocadas
  • Compota de mangociruelo
  • Compota de chirimoyas
  • Dulce de membrillo y plátano
  • Gofios
  • Humitas dulces
  • Jarabe de algarrobina
  • Mazamorra de algarrobina
  • Mazamorra de ocas
  • Mazapanes de maíz
  • Natilla
  • Pastel de camote
  • Quesillo de miel
  •  
  • BEBIDAS
     
  • Chicha de jora
  • Coctel de algarrobina
  • Diamantina
  • Gloriado
  • Rompope
  • Yupisín



  • ENROLLADO DE LANGOSTINOS
    ENROLLADO DE LANGOSTINOS



    TERRAZA DEL CLUB LIBERAL DE PAITA
    TERRAZA DEL CLUB LIBERAL DE PAITA



    SECO DE CABRITO CON FREJOLES CHICHA DE JORA CLARITO
    SECO DE CABRITO CON FREJOLES - CHICHA DE JORA: CLARITO



    SECO DE CHAVELO
    SECO DE CHAVELO

    TURISMO DE PIURA



    Piura es un departamento ubicado en el noroeste del Perú y ofrece variados escenarios geográficos al visitante. Desde sus playas tropicales a orillas del Pacífico hasta las huaringas en la zona andina de Huancabamba, el extenso desierto de Sechura y los bosques secos ecuatoriales.
     La zona tiene un destacado desarrollo económ
     En su territorio se desarrollaron antiguas culturas precolombinas como la Vicus, Tallanes y luego las sucesiones de los Mochicas, Chimú y los Incas, quienes legaron importantes yacimientos arqueológicos.
    ico por la riqueza de sus yacimientos de petróleo y fosfatos, la agro-industria con importantes sistemas de irrigación y el turismo en sus playas.
     La ciudad de Piura, capital del departamento, fue la primera ciudad fundada por los españoles en el Perú en 1532, por Francisco Pizarro con el nombre de San Miguel de Piura.
     El arte y el folklore en Piura tienen ricas manifestaciones, destacando las afamadas cerámicas de Chulucanas, las artesanías de Catacaos, en la danza la marinera y el tondero piurano y una exquisita gastronomía donde no podrá perderse de disfrutar un cebiche o una ronda criolla con seco de chabelo, majado y carne aliñada.
     En los últimos años se ha desarrollado una importante oferta de servicios turísticos asociados a sus cálidas playas para el descanso y relax y paraíso para los amantes del surfing por las excelentes olas y la buena diversión, o la pesca deportiva de altura, inmortalizada por Ernest Hemingway en Cabo Blanco, en donde se ha pescado el merlín más grande del mundo, y en adición la pesca de pez espada y meros.
     Camino a la sierra, en la provincia de Huancabamba, se encuentran las Huaringas, enclave de chamanes y curanderos, lagunas medicinales y apus o montañas protectoras.

    Guía de Piura


    Conocida también como la ciudad de la hospitalidad o la ciudad del eterno sol. Fue la primera ciudad fundada por los españoles en Perú, en Tangarará (1532), luego trasladada a Paita donde fue saqueada por piratas (1577) y luego trasladada a su actual ubicación (1587) a orillas del río Piura, zona en la que habitaron los Tallanes. En su centro histórico se ubican algunas iglesias y casonas coloniales, destacando su catedral y la Iglesia de San Francisco de Asís, y pequeños museos como el Museo de
    Oro de Vicus y la Casa Museo del Almirante Miguel Grau, todo muy cercano desde su plaza de armas con su piuranísima 

     
    La zona de playas ubicada al oeste de Piura como Paita, Yacila y Colán con playas de arena, de aguas tranquilas y cálidas. El balneario se caracteriza por sus casonas de madera emplazadas en terrazas de piedra y levantadas sobre pilotes, desde cuyos balcones se observan algunas de las mejores puestas de sol del litoral peruano. Al este de Piura, en la zona andina, se ubica Huancabamba y sus lagunas encantadas, zona de chamanismo, curanderos y brujos. Al suroeste la zona de Sechura y sus caletas de pescadores, su extenso desierto, los manglares de San Pedro y las lagunas de Ramón y Ñapique. Los principales centros arqueológicos de las culturas Vicus y Tallanes.
    Ubicada a 12 Km. (7 millas) de la ciudad de Piura se encuentra Catacaos, célebre por sus artesanías de paja y algodón, objetos en filigrana de oro y plata, artesanías en madera. En el jirón Comercio se ubican la mayorías de galerías y mercados artesanales, en donde también encontrará las cerámicas de Chulucanas. Una bella iglesia ubicada frente a su plaza principal y numerosas picanterías, restaurantes y chicherías para disfrutar de la exquisita comida piurana. Cercano a Catacaos se ubican Narihualá afamado por sus tejedores de sombreros en paja toquilla y su huaca, también Simbilá el pueblo de los alfareros.


    Ubicada a 60 Km. (37 millas) al este de la ciudad de Piura (45 minutos en auto), en las estribaciones de la zona andina, entre extensos bosques secos tropicales y grandes áreas de cultivo de mango y limón. Chulucanas y el pueblo La Encantada son conocidos por sus ceramistas y la calidad de su arcilla. Herederos de la tradición preinca, mantienen los colores ocre, verde, amarillo y negro. Este último es logrado gracias al uso de la hoja del mango quemada mediante un proceso llamado "humeado". Los artesanos de Chulucanas plasman en sus piezas de cerámica decorativa globular las costumbres y tradiciones de su pueblo, temática iniciada por Max Inga y sus discípulos como Teodoro Yamunaqué.

     
    Cabo Blanco, Ñuro, Punta Veleros, Los Órganos, Vichayito, Pocitas y Máncora, son sólo algunas de las playas en las costas de Piura ubicadas al norte de Talara (120 Km. desde Piura), con sol asegurado casi todo el año, y cada una de ellas ofrecen distintas alternativas, unas para pesca deportiva de altura, avistamiento de ballenas, otras ideales para el surfing y katesurfing, para el relax y descanso. Hoteles y bungalows de alquiler en estas playas y cómo llegar a ellas.

    UBICACIÓN, EXTENSIÓN, POBLACIÓN



    UBICACIÓN, EXTENSIÓN Y POBLACIÓN

    El departamento del Piura se encuentra ubicado en la zona norte del país, abarcando zonas de la costa, sierra y selva. Limita al norte con Tumbes y Ecuador, al sur con Lambayeque, al este con Cajamarca y al oeste con el océano Pacífico.
    Tiene una extensión de 36 403 km2 y su población bordea el millón y medio de habitantes.
    Su capital es la ciudad de Piura, la cual tiene un clima tropical y seco, con una temperatura promedio anual de 24°C; en el verano llega a hasta los 40°C y la época de lluvias es entre enero y marzo. En las zonas andinas, el clima presenta noches frías y mañanas templadas. Otras ciudades de importancia son Sullana, Talara, Paita, Chulucanas, Huancabamba y Morropón

    BREVE RESEÑA HISTÓRICA

    La cultura más importante que se desarrolló en la zona de Piura fue la Vicus, la cual destacó por su cerámica y delicada orfebrería. LosTallanes o Yungas fueron sus primeros pobladores: procedieron de la sierra y durante una época no precisa vivieron en Behetrías, que fueron poblaciones sin organización ni jefe único.
    Posteriormente los Mochicas los conquistaron y siglos después llegaron a ser sometidos por el gobierno de Inca Yupanqui.En julio de 1532, Francisco Pizarro fundó en el valle Tangarará, a orillas del río Chira, la primera ciudad española de Sudamérica a la que puso por nombre San Miguel.
    Debido a la falta de salubridad, en 1534 se trasladó al sitio conocido como Monte de los Padres (Morropón). Por la misma razón, la ciudad fue nuevamente trasladada a San Francisco de Buena Esperanza (Paita) en 1578. Debido a los constantes ataques de los piratas y corsarios ingleses, la ciudad fue reubicada otra vez en 1588, su emplazamiento actual.
    Durante la Colonia la vida transcurrió en paz y tranquilidad hasta que las incursiones de los almirantes Borran y Cochrane, de la expedición libertadora de San Martín, despertaron el ansia de libertad.

    FIESTA DE PIURA


    FIESTA DE PIURA 

    Como todos los pueblos de nuestra costa, el piurano es «fiestero» y alegre, y enciende las luces de su devoción y de sus fiestas en torno a santos, vírgenes, cruces y fechas religiosas. Son concentraciones de fieles auténticamente populares, en las cuales el personaje central y el protagonista real es el hombre común, el campesino humilde, el trabajador corriente. Con razón se ha dicho que la religiosidad popular es un potente factor de identidad regional, de organización social y de cohesión cultural.
    Como toda cita de devociones espirituales, las fiestas religiosas se han convertido con el tiempo en ferias y en mercados, en los cuales no sólo brillan las llamas de las velas rituales sino también el deslumbrante metal de las monedas.
    En el departamento de Piura, estas fiestas se han repartido, proporcionalmente, por provincias y regiones. Las más importantes son: la Semana Santa de Catacaos, la Feria Internacional de Reyes y la fiesta del Señor de Chocán en Sullana, la de Nuestra Señora de las Mercedes en Paita, la de la Virgen del Carmen en Huancabamba, y la del Señor Cautivo en Ayabaca.

    LA FERIA DE REYES

    Aunque hasta hace algunos lustros esta festividad estaba circunscrita a la ciudad de Sullana, capital de la provincia del mismo nombre, con el tiempo ha alcanzado una dimensión internacional, para convertirse en una feria de transacciones comerciales millonarias, efectuadas entre peruanos, ecuatorianos y colombianos.

    La feria de reyes
    Se calcula que durante los días que dura la feria entre el 1° y el 12 de enero, Sullana, que regularmente cuenta con una población de 70 mil habitantes, tiene que albergar a cerca de 30 mil visitantes, de los cuales más del 50 % son ecuatorianos y colombianos, a quienes se otorga permisos especiales de ingreso al país durante esta fiesta, liberando de impuestos las mercaderías que traen, con lo que se consigue que los visitantes obtengan millonarias ganancias y a la vez adquieran mercaderías sumamente baratas.
    Aparte de los bailes el más concurrido y famoso es el que se lleva a cabo el día central, 6 de enero, en el primer centro social departamental, el «Club Unión», lo que despierta más entusiasmo es el campo ferial del estadio municipal, que concentra a todos los comerciantes que acuden a Sullana y donde se ofertan mercaderías del país y del Ecuador, gozando del favor del público los tallados de «tagua» o marfil vegetal, sobre todo los juegos de ajedrez. El pueblo se divierte y baila en el campo ferial, pero donde acude con mayor alegría es al parque principal, donde las «retretas» vespertinas llenan las noches de Sullana de alegría y de cordialidad. Sus peleas de gallos son las más famosas y concurridas del Perú. Se juega durante una semana, mañana, tarde y noche, y los galleros ecuatorianos y peruanos pactan peleas de muchos miles de soles y sucres. Todas son jugadas de a pico; en Piura no se juegan gallos de navaja.
    Esta feria está organizada y controlada por un comité nombrado por la municipalidad de Sullana y que integran los elementos más representativos de la ciudad.

    LA SEMANA SANTA EN CATACAOS

    Durante siete días, impresionantes manifestaciones masivas de fe y devoción llenan las calles y los corazones de los piuranos. La celebración se inicia con la procesión del Señor Triunfante, el Domingo de Ramos, cuando la imagen es conducida sobre una pollina blanca.
    El día lunes desfila primero el Señor Cautivo, luego, San Juan y la Dolorosa. El día martes salen las mismas efigies. El miércoles el orden es Cristo de pie y luego Cristo de hinojos, llevándose a cabo la ceremonia llamada «el despedimiento», que consiste en el encuentro de la imagen del Cristo arrodillado con los demás santos. El Jueves Santo no sale la procesión, que el día anterior ha retornado al templo. En esta ocasión se nombra al «depositario», a quien se hace entrega de la «llave de oro», condición que le obliga a ofrecer el «banquete de los siete potajes» a las autoridades, sociedades, cofradías y asistentes a la misa. Se calcula que a este banquete asisten por lo menos mil personas, quienes son exquisitamente atendidas.

    Semana Santa en Catacaos
    Las ceremonias del Viernes Santo se realizan con la asistencia de todas las autoridades, que después pasan a la casa del «doliente» personaje de gran figuración nombrado por los fieles, quien ofrece un banquete a base de pescados y mariscos. Terminado el almuerzo viene el Sermón de las Tres Horas, siguen las ceremonias ante el Santo Sepulcro, adonde el «doliente» va vestido de luto por la muerte del Señor. Se calcula que este día la concurrencia alcanza la cifra de cuarenta mil devotos.
    El Sábado de Gloria se realizan los bailes sociales y repican las campanas. El Domingo de Pascua, a las cuatro de la mañana, se llena el templo y la procesión recorre el pueblo todo el día. Aquí se lleva a cabo la ceremonia del «encuentro» entre San Juan y las Tres Marías ante el Sepulcro de Cristo. Todo termina en la casa del procurador de cada cofradía, donde se realiza la fiesta final, a la que deben acudir los miembros de cada cofradía con sus respectivas esposas.

    LA FIESTA DE LAS MERCEDES

    Paita se llena de gente y viste de gala todos los años del 22 al 24 de setiembre, cuando se celebra en el puerto la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, «Gran Maríscala y Patrona de las Armas del Perú». Una semana antes del día central, que es el 24, se llevan a cabo en el templo principal novenas y rezos, con una extraordinaria asistencia de paiteños y piuranos, en preparación para la gran procesión de la Virgen, con la concurrencia de miles de personas de todas las condiciones sociales, predominando los pescadores y trabajadores del puerto.

    La fiesta de las Mercedes
    Las fiestas familiares, de almuerzos y «comilonas», se ponen a la orden del día, y las paiteñas que llevan el nombre de la Virgen, las «Meches», son celebradas y festejadas por sus amigos y familiares. En los restaurantes y puestos de ventas, vivanderas y chicherías, los más variados pescados y mariscos figuran en los prolongados banquetes, santiguados con chicha, cerveza y anisado. Los «cebiches» de Paita son los más solicitados. Paita es el único pueblo del Perú donde el «cebiche» se come con «galletas de agua», que reemplazan a los tradicionales camotes, las yucas o el choclo sancochado.

    EL SEÑOR CAUTIVO DE AYABACA

    No bien termina la festividad de la Virgen de las Mercedes, muchos peregrinos salen rumbo a Ayabaca capital de la provincia del mismo nombre para honrar al Señor Cautivo, en la más antigua devoción religiosa del departamento, que se remonta a más de 200 años atrás.
    La celebración se inicia el día 3 de octubre con el multitudinario paseo del estandarte del Señor Cautivo. La primera salida es el 12, acompañado de la Virgen del Pilar; previamente, en una tarea reservada exclusivamente a los varones, la imagen ha sido limpiada, se le ha arreglado el pelo y puesto un traje nuevo, que será cambiado diariamente para las procesiones.

    Señor Cautivo de Ayabaca
    Pocos días antes de la fecha central, el 13, columnas ininterrumpidas de vehículos motorizados, acémilas y peatones trepan por los cerros empinados de los Andes piuranos para llegar hasta los pies de la ensangrentada imagen del Señor Cautivo a solicitar una gracia, un milagro, un favor. La impresionante efigie del Cristo moreno, con las manos atadas y cruzadas al pecho, vestido de púrpura y dorado, en el fondo del templo repleto de devotos, se ilumina con las luces de los cirios y las lámparas. Hasta allí llegan fieles de todos los rincones del departamento y en cada pueblo de procedencia los peregrinos participan en una misa de despedida. De Catacaos parten ataviados con sus características bandas bordadas; de Lima retornan los Ayabaquinos residentes en la capital; también acuden ecuatorianos y colombianos cargados con sus mercaderías y golosinas. Ayabaca se convierte, en medio de ceras y sahumerios, en un inmenso campo ferial que moviliza enormes capitales y toneladas de mercaderías.
    Los grupos de peregrinos parten desde sus pueblos de origen en grupos de dos a doscientos integrantes, caminando durante varios días, durmiendo a la intemperie si es necesario, con tal de cumplir las promesas hechas por su devoción. Muchas veces se puede encontrar niños de corta edad marchando con estos grupos, pues esta costumbre está muy arraigada. Por la falta de hoteles, el 70 % de las viviendas particulares alquilan habitaciones a los visitantes. Aun así, muchos deben pernoctar en las carrocerías de sus camiones y camionetas, atestando las estrechas y enlodadas calles de la ciudad serrana; otros optan por dormir en el piso del templo, de donde en días anteriores se han retirado las bancas, precisamente para hacer espacio a los peregrinos.
    La devoción popular da lugar a escenas sobrecogedoras de penitentes que se dirigen hacia el santuario portando cruces, caminando de rodillas o arrastrándose por el suelo. Ante la iglesia se forman largas colas para poder pasar y postrarse ante la efigie del Señor Cautivo, a cuyos pies depositarán sus limosnas y sus «milagros»; éstos son de variadas formas, representando sobre todo gallinas y vacas, para los cuales se pide protección. Los fieles portan un trozo de algodón que pasarán por la mano o el rostro del Señor Cautivo y conservarán como una reliquia. Ante la iglesia se forman largas colas y la seguridad exterior e interior está a cargo de las hermandades, la policía y una veintena de «ronderos» conocidos como «servidores» portando un látigo.
    En esta fiesta hacen su agosto los comerciantes de telas y dulces y los fabricantes de los famosos jamones Ayabaquinos, considerados como un potaje sin par, hasta el punto de que muchos gastrónomos los estiman superiores a los jamones ingleses. Por las calles de Ayabaca se venden las famosas «panelas», los sabrosos «bocadillos», las blancas y espumosas «calaveras» y los suaves y oscuros «rallados», dulces hechos a base de «chancaca» y maní, que los visitantes compran por cantidades.